Una tortuga marina se defiende de un tiburón tigre.
El reptil tenía una cámara encima de su caparazón que lo colocaron especialistas del instituto Harry Butler.
No podía competir en velocidad, así que siguió atentamente las maniobras de su enemigo.
En un momento dado, pasó al contraataque. Intentó morder al escualo varias veces tras un rato el depredador se dio por vencido y el quelonio continuó su camino.
Los científicos no observaron esa conducta antes y fomentarán el uso de tecnología para aprender cómo viven cuando están en alta mar.